Las organizaciones rurales recordaron que la semilla transgénica no fue aprobada en otros países. En Argentina, un 30% de la superficie total de trigo estaría ocupada por la siembra del HB4, indicaron.
La Comisión de Enlace manifestó este sábado su preocupación por las más de 50.000 hectáreas sembradas con el trigo HB4, al tiempo que reiteró su «apoyo a la ciencia nacional, la innovación tecnológica y los servicios» que se siguen realizando en el país, con vocación de aportar al desarrollo económico y social.
«No existe país que haya aprobado el consumo de este trigo transgénico», plantearon las entidades agropecuarias en un comunicado conjunto, en el que advirtieron que «aun suponiendo que Brasil aprobara la comercialización de estos trigos, hay que tener en cuenta que el resto de los destinos habituales de nuestra producción triguera directamente no aceptan trigos genéticamente modificados».
La campaña pasada ya se sembraron para “ensayos” más de 6.000 hectáreas, y este año esa superficie se multiplicó por 9, más de 50.000 hectáreas para “ensayos”, lo que dará una producción que permitiría sembrar 2.000.000 de hectáreas, un 30% de la superficie total de trigo, resaltaron, y reclamaron a las autoridades «tomar medidas urgentes» para garantizar su no ingreso en la cadena comercial.
El comunicado difundido por Coninagro, Confederaciones Rurales Argentinas, la Federación Agraria Argentina y la Sociedad Rural, analiza que «cuesta entender la razón de hacer y autorizar semejante volumen de producción de trigo que legalmente no puede comercializarse». «Tan elevado nivel de producción hace realmente imposible su contralor por las autoridades oficiales, razón por la cual será inevitable que se genere un proceso de contaminación de los trigos no modificados genéticamente», agrega.
Y concluye: «Se estima que en la campaña próxima a cosecharse, las exportaciones de trigo ascenderían al orden de los 3.200 millones de dólares. Este valor peligraría en caso de que Argentina no sea considerada como un oferente de trigo pan».
Brasil decide
La Comisión Técnica de Bioseguridad de Brasil decidió no tratar en agosto pasado la liberación comercial del trigo transgénico desarrollado por la empresa argentina Bioceres. En la sesión ordinaria del organismo brasilero se decidió esperar la información que se solicitó a los empresarios. El cereal que genera polémica por su resistencia al glufosinato de amonio puede cultivarse en Argentina, aunque su comercialización depende del visto bueno del país vecino, el mayor comprador.
La sesión anterior de la CTNBio tuvo lugar a principios del mes de junio y en esa oportunidad se atrasó la votación a la espera de estudios ambientales. La posible aprobación de la semilla con tecnología HB4 desarrollada por científicos del Conicet y la empresa Bioceres se trasladó entonces al 5 de agosto, sesión en la que los miembros resolvieron, otra vez, aplazar el tratamiento.
El gobierno argentino había preaprobado el trigo transgénico pero dejó la decisión final en el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación del gobierno de Brasil. El aval del país vecino es más importante: la producción masiva de ese trigo está supeditada a lo que decida su mayor comprador.
Entender por qué Brasil tiene la última palabra tiene su lógica industrial. Casi el 50% del trigo embarcado en puertos argentinos tiene a Brasil como destino, según la Bolsa de Comercio de Rosario, por lo que el visto bueno para la producción en masa del trigo transgénico no dependerá de consultas populares en las comunidades campesinas que viven en inmediaciones de los campos fumigados, tampoco del análisis de estudios de impacto ambiental.
El trigo HB4 fue desarrollado por un grupo de biólogos moleculares e investigadores argentinos, liderados por la investigadora Dra. Raquel Chan, directora del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL) perteneciente a la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y al Conicet, en alianza con la empresa argentina de biotecnología agrícola Bioceres con enclave en la ciudad de Rosario.
fuente: sinmordaza.com